The Elder Scrolls: Arena

Reseña del juego

The Elder Scrolls: Arena, lanzado en 1994 para DOS, es el título inaugural de lo que se convertiría en una de las franquicias de juegos de rol más veneradas y exitosas en la historia de los videojuegos. Si bien muchos jugadores modernos están familiarizados con el vasto mundo de Skyrim, pocos se dan cuenta de que Arena cuenta con el mundo de juego más grande de toda la serie Elder Scrolls. Los desarrolladores crearon un mundo inmenso, con el tamaño renderizado del universo del juego alcanzando la asombrosa cifra de 120 millones de kilómetros cuadrados, una escala que está casi más allá de la comprensión.

El emperador Uriel Septim VII fue encarcelado por el traidor "mago de batalla" imperial Jagar Tharn. La única forma de liberar al emperador es encontrar las ocho piezas del Bastón del Caos. Sólo entonces el héroe podrá desafiar a Jagar Tharn a duelo. El jugador (y protagonista) será guiado hacia este objetivo por Ria Silmane, quien fue aprendiz de Tharn, hasta que Tharn tomó el trono. Como Silmane desaprobaba las acciones de su maestro, Thran la mató. Sin embargo, mantuvo su esencia espiritual para poder sacar al jugador de la prisión imperial y guiarlo (le habla en sueños) hasta las ocho piezas del bastón.

Originalmente se suponía que Arena, el primer juego de Elder Scrolls, sería un juego completamente diferente. Pero al final obtuvimos una mazmorra clásica con el vasto mundo de Tamriel, inspirada no solo en el juego Ultima Underworld. A diferencia de los juegos anteriores, Arena contenía un continente completo: el jugador podía visitar todas las provincias de Tamriel. Aunque no podías viajar de ciudad en ciudad por tu cuenta como en juegos posteriores. Pero el mundo estaba formado por una especie de mapas cerrados. Arena aún no tenía un sistema complejo, solo vino con Daggerfall, su sistema era una especie de derivación de los juegos de AD&D. Sin embargo, sentó las bases para una serie posterior muy popular.